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EL CULTIVO DE LA COMPASIÓN

La compasión es el deseo de aliviar el sufrimiento, el propio y el ajeno. No se trata de lástima o de pena, que están dominadas por el miedo, sino de un tipo de amor que está motivado por la reducción del sufrimiento.

En la consulta, atiendo diariamente a personas que se critican a sí mismas, se juzgan duramente, con un autoconcepto muy deteriorado. Sabemos que esto es fuente de sufrimiento psíquico y tiene efectos importantes en nuestra salud mental. También atiendo a personas muy autocentradas, a las que su ego pasa una enorme factura en forma de sufrimiento mental.

Una de las formas de cultivar la compasión para modificar esta narrativa centrada en el “yo”, es cambiarlo por los otros. Por ejemplo, una narrativa centrada en el “yo”, puede decir ¡qué paella tan rica he preparado! En realidad, sería difícil contabilizar a todas las personas que están presentes en la paella: los agricultores que plantaron el arroz, las verduras, y todo el resto de ingredientes, las personas que los transportaron y distribuyeron en tiendas y mercados, las personas que en sus comercios nos permiten adquirirlos. Además del esfuerzo humano, están las condiciones de los elementos naturales, que han participado en la creación de los alimentos de la paella, desde la lluvia, al sol, a la tierra, todo el universo en el plato de paella.

Es así, con todos los objetos que nos rodean, la ropa que llevamos, cualquier alimento que ingerimos, incluso en nuestra profesión o trabajo han contribuido un sinfín de personas, que han ayudado con sus impuestos, a que podamos desarrollarnos en el ámbito laboral, que nos han ayudado a formarnos y a aprender. Si quisiéramos hacer una lista, sería interminable.

Así que te propongo esta práctica, si te interesa desarrollar un estado compasivo. Cada vez que tu pensamiento elabore una historia en la que aparezca el yo, sustitúyelo por los otros.

En la consulta también escucho historias de sufrimiento ocasionado por otros, una familia negligente o maltratadora, una pareja que nos daña, amigos y amigas que nos decepcionan. De nuevo aquí, está presente la forma en que nos narramos lo sucedido. Podemos explicar lo que ocurrió también como una forma de limitación, de una incapacidad del otro, más que como una forma de buscar dañarnos. Es cierto que existen personas psicópatas y narcisistas perversas, que además en nuestro contexto actual parecen multiplicarse, y que nos fascinan, sólo hay que observar las series que consumimos, algunas tan centradas en promover la crueldad. Estas personas también tienen una incapacidad, la de estar motivadas por reducir o aliviar el sufrimiento del resto. Es por esto tan importante estas prácticas. Sin ellas, nuestro mundo no sería posible. Cuando nos centramos en el odio o en el resentimiento hacia alguien que nos causó daño, es como un veneno que queremos dar a otro, pero que acabamos tomando nosotros, nos hace sufrir y es otra forma de dependencia emocional. Hay que transformar el trauma en una información distinta para nuestra mente.

El cultivo de la compasión es un procedimiento muy valioso para aliviar el sufrimiento.

Soledad Calle Fernández, psicóloga sanitaria y psicoterapeuta

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