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¿COMO SE RELACIONAN LOS MANDATOS DE GÉNERO CON LOS MALESTARES FEMENINOS?

El modelo de sociedad patriarcal define unas características determinadas y diferenciadas para el género femenino y otras para el género masculino. La Familia Patriarcal es el primer espacio de aprendizaje de los roles de género patriarcales, luego, dichos roles se siguen definiendo en la socialización de los niños y niñas en la escuela, los clubes, con los amigo/as, etc. Los modelos de género también determinan cómo deben ser las relaciones entre los pequeño/as de diferente sexo.

Desde la infancia la sociedad le impone a las niñas que deben ser de una manera determinada y no de otra, se demanda de la mujer que sea pasiva, empática, servicial, simpática, sumisa, dependiente y cuidadora.

Las situaciones de conflicto entre los diferentes ámbitos de la vida conllevan agotamiento, estrés e insatisfacción, lo que se ha asociado directamente con problemas de salud mental como: depresión, estrés, malestar psicológico, irritabilidad o agotamiento emocional.

La sociedad patriarcal también asigna unas características específicas para los varones, deben ser activos, agresivos, conquistadores, audaces, competitivos, valientes y fuertes.

De acuerdo a los mandatos sociales de género la mujer se define en relación con el otro o la otra, en el rol de cuidadora de otro/as, ya sea de lo/as hijo/as, marido, padres, etc.

En este momento histórico atravesamos una suerte de yuxtaposición entre los estereotipos de roles del Modelo Tradicional y los del Modelo Contemporáneo, estos roles en transición generan una importante contradicción en el ámbito de la pareja y la familia.

La mujer actual intenta, por un lado, responder a las expectativas puestas sobre ella siendo cuidadora y mantenedora del bienestar familiar, y por otra parte, realizando trabajo remunerado fuera de casa, con lo cual se dice que hace frente a la “doble jornada laboral” o “doble presencia”.

Dichos roles de género asignados a las mujeres impactan sobre su salud física y emocional, por eso decimos que son patogénicos, es decir, que son generadores de enfermedad.

La perspectiva de género tiene en cuenta cómo influyen determinadas variables culturales en la salud de las mujeres:

  • Falta de igualdad entre hombres y mujeres
  • Atención a múltiples roles
  • Asunción de cargas familiares no compartidas como cuidar a hijos, padres mayores, etc.
  • Situaciones de pobreza por falta de oportunidades
  • Precarización laboral e incluso falta de inclusión social que implica menos cultura, menos posibilidades, etc.
  • Brecha económica, dificultades en la promoción laboral y social
  • Violencia social contra las mujeres

¿Qué se entiende por los malestares de las mujeres?

Se trata de síntomas para los que no se encuentra causa médica como dolor inespecífico, problemas de sueño, palpitaciones, vértigo, cansancio, irritabilidad, etc. este fenómeno ha llegado a ser denominado “el malestar de las mujeres” porque en Atención Primaria de Salud ocho de cada diez personas que consultan con esta sintomatología son mujeres, y en muchas ocasiones dichos malestares se diagnostican como depresión.

¿Cuál es el impacto de las dificultades de conciliación en la salud integral de las mujeres?

Impacto en la salud mental

Las situaciones de conflicto entre los diferentes ámbitos de la vida conllevan agotamiento, estrés e insatisfacción, lo que se ha asociado directamente con problemas de salud mental como: depresión, estrés, malestar psicológico, irritabilidad o agotamiento emocional. Numerosos estudios indican que las mujeres obtienen cifras de malestar emocional y diagnósticos de trastornos de salud mental superiores a los hombres.

Los diagnósticos de depresión y ansiedad en mujeres duplican las cifras de los hombres, los intentos de suicidio son, aproximadamente, tres veces más frecuentes entre mujeres, y de cada diez personas que consume antidepresivos y/o ansiolíticos, más de ocho son mujeres.

Impacto en la salud física

Las interferencias entre trabajo y familia y la doble presencia aumentan el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, dificultades para dormir y descansar, sufrir dolores de cabeza o problemas gastrointestinales. Por otra parte, la falta de conciliación se asocia a malos hábitos (mayor consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias, y menos actividad física), lo que también aumenta el riesgo de padecer enfermedades crónicas y cáncer.

El dolor crónico es un problema de salud pública que afecta de forma distinta a hombres y mujeres, del 17 % de la población adulta que padece dolor crónico en España, el 24% son mujeres y el 10% son hombres.

Los dolores crónicos musculoesqueléticos (no oncológicos) más frecuentes se localizan en la espalda, cuello, hombros, cintura cervical o lumbar. La mayoría de las veces los dolores crónicos en las mujeres representan porcentajes cercanos al doble que en los hombres en casi todas las tipologías.

También están los dolores menstruales y los dolores de cabeza ocasionados por migrañas, jaquecas o cefaleas, estos últimos afectan al 5,3% de mujeres frente al 1,4% de hombres; a partir de la mediana edad aparecen con más frecuencia enfermedades como cánceres de mama, cervicales, pulmonares y ováricos; y al final de la vida los trastornos neurológicos como el Alzheimer representan las causas más usuales de discapacidad en las mujeres.

Laura López Galarza

Psicóloga Sanitaria – Col. 17148

Bibliografía

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